La cronología es una disciplina muy importante para la historia. Permite determinar el intervalo temporal entre un acontecimiento histórico y nuestro tiempo, si se consiguen reestructurar los datos cronológicos de un documento que describe ese acontecimiento en unidades de nuestra propia cronología. Es decir, fechas a.C. y d.C.
Prácticamente todas las conclusiones históricas fundamentales dependen de qué fechas se atribuyen precisamente a los acontecimientos descritos en las fuentes antiguas. Al cambiar las fechas, cambian también las interpretaciones y valoraciones de los acontecimientos. LA CRONOLOGÍA DETERMINA LA HISTORIA.
Como resultado de un largo trabajo de varias generaciones de cronólogos de los siglos XVII al XIX se ha formado la cronología global que conocemos hoy en día. En el marco de esta cronología a los acontecimientos principales de la historia antigua se le han atribuido fechas del calendario juliano. Actualmente la datación de los hechos contenidos en cualquier nuevo documento se elabora predominantemente en base a la cronología romana. Puesto que se considera que el resto de las dataciones de la cronología antigua se pueden enlazar con nuestra propia cronología con ayuda de sincronismos directos o indirectos con las fechas romanas.
En otras palabras: la cronología e historia romanas son la espina dorsal de la cronología e historia aceptadas hoy en día. Es por eso que más adelante prestaremos una atención especial a la historia romana.
El aspecto que tiene hoy en día la cronología de la historia antigua y medieval fue creado y en gran medida terminado en una serie de obras fundamentales de los siglos XVI y XVII, comenzando por las obras de Joseph Scaliger, "fundador de la cronología contemporánea como ciencia".
Así le llama el cronólogo contemporáneo Elías Bickerman, historiador estadounidense, alemán y francés, experto en la Antigüedad clásica. Las obras principales de Sacaliger sobre cronología son "Opus novum de emendatione temporum" de 1583 y "Thesaurus temporum" de 1606.
Es bien conocida la antigua casa Scaligeri de Verona. He aquí los llamados Arche scaligere, monumentos funerarios de la familia Scaligeri, supuestamente de la segunda mitad del siglo XIV.
Los trabajos de Scaliger los terminó mayormente el cronólogo Dionysius Petavius. Sus obras más conocidas son "De doctrina temporum" y "Rationarii Temporum".
Cabe señalar el significativo material factual contenido en las obras sobre cronología de los siglos XVIII y XIX como:
Son importantes porque fijaron el estado de la cronología en una época más cercana a Scaliger y Petavius. En consecuencia, dicho material es más primigenio. Todavía no había sido maquillado por capas historiográficas posteriores.
Es importante destacar que la serie de estos trabajos y otros análogos en realidad no fue concluida, puesto que, como señala Elías Bickerman:
Pos eso sería más correcto llamar a la cronología de la antigüedad y el medievo "versión de Scaliger-Petavius". Para que sea todavía más sencillo, la llamaremos a partir de ahora “CRONOLOGÍA SCALIGERIANA”.
Como veremos más adelante, esta versión no fue la única que existió en los siglos XVII y XVIII. Muchos grandes eruditos la pusieron en duda. En las obras fundamentales de Scaliger y Petavius la cronología de la Antigüedad se presenta en forma de tabla de fechas sin fundamento. Se declara como su base la tradición eclesiástica.
Y esto no es de sorprender, ya que como dijo el historiador medievalista ruso Arón Gurévich:
Hoy en dia se cree que las bases de la cronología las sentaron Eusebio Panfilio y San Jerónimo en el siglo IV d.C. Aunque la historia scaligeriana sitúa a Eusebio en el siglo IV, su famosa obra "Crónica" fue descubierta en la Baja Edad Media, al igual que la obra de San Jerónimo. Es decir, en los últimos tres o cuatro siglos del Medievo. Supuestamente, mínimo 700 años después de la época de Eusebio y San Jerónimo. Según los propios historiadores, el original griego de Eusebio existe actualmente sólo en forma de fragmentos y los huecos se completan por la libre traducción latina de San Jerónimo.
Es curioso que Nicéforo Calixto en el siglo XIV intentó escribir una nueva historia de los tres primeros siglos, es decir, volver a hacer algo similar a la "Crónica" de Eusebio, pero no pudo hacer nada salvo repetir lo dicho por Eusebio. Pero puesto que la obra de Eusebio fue publicada en 1544, bastante después de la obra de Nicéforo, cabe preguntarse: ¿y no está acaso basada la "antigua" obra de Eusebio en la obra medieval de Nicéforo Calixto?
Elías Bickerman señala que Scaliger intentó reconstruir toda la obra de Eusebio, pero las dataciones del segundo muy a menudo se transmitían de manera incorrecta en los manuscritos y actualmente son poco útiles.
En vista de la existente ambigüedad y carácter dudoso de todos esos cálculos medievales, la "fecha de la creación mundo", por ejemplo, varía significativamente en diferentes documentos.
Señalaré sólo unas cuantas:
Como podemos observar, la amplitud de las oscilaciones de este punto de partida, considerado fundamental para la cronología antigua, es de cerca de 2100 años .
Estos son tan sólo unos pocos ejemplos, pero debéis saber que existen cerca de 200 versiones diferentes de la "fecha de la creación del mundo".
La cuestión sobre la fecha correcta de la creación del mundo no era meramente escolástica y es por eso que se le prestó tanta atención en los siglos XVII y XVIII. El hecho es que una gran cantidad de antiguos documentos data los acontecimientos en años "desde Adán" o "desde la creación del mundo". Por eso las existentes divergencias en miles de años en la elección de esta fecha de partida influye significativamente en la datación de muchos documentos antiguos.
Scaliger y Petavius fueron los primeros en aplicar el método astronómico para confirmar – que no para someter a comprobación crítica – la versión cronológica de siglos pretéritos. De este modo, tal y como piensan los comentadores contemporáneos, convirtieron esta cronología supuestamente en algo científico.
Es muy importante subrayar que la cronología scaligeriana fue creada inicialmente dentro del marco de la Iglesia católica de Europa Occidental y estuvo muchos años bajo su control. Y es que todos los personajes que he mencionado antes eran hombres de fe, clérigos. Muchos conocidos cronólogos de Europa Occidental de los siglos XVI-XVII ocuparon cargos eclesiásticos oficiales. Por ejemplo, Scaliger fue teólogo. Y Petavius, jesuita, autor de escritos teológicos. Incluso Konstantin von Tischendorf (hombre del siglo XIX que sentó las bases de la paleografía) fue doctor en teología.
La fe absoluta en la inmutabilidad de aquello que les comunicaba la versión cronológica eclesiástica yacía en la base de su cosmovisión. Para ellos los datos de otras ciencias eran sólo abogados que debían defender unas u otras suposiciones formadas de antemano. Quedaba excluida cualquier posibilidad, por mínima que fuera, de criticar las bases de la cronología creada por las autoridades religiosas.
¿Cómo creéis que reaccionaba esta gente a las posibles críticas de otros eruditos de la época? Creo que la respuesta a esta pregunta es más que obvia.
Muchos saben que Scaliger y Petavius "llevaron la cronología hasta la perfección", hasta fechas absolutamente exactas, indicando el año, el mes, el día y en ocasiones – ¡ojo! – hasta la hora de todos los acontecimientos principales de la historia de la humanidad.
Las monografías y los manuales actuales por algún motivo sólo presentan los años según Scaliger y Petavius, omitiendo con vergüenza el mes, el día y la hora. Pero esto es un evidente paso atrás que priva a la cronología calculada en los siglos XVII-XVIII de su brillo y solidez.
Hacia el siglo XIX el volumen total del material cronológico había aumentado de manera exponencial e infundía respeto. Los cronólogos del siglo XIX veían que su único objetivo era precisar ciertos detalles.
En el siglo XX la cuestión se consideraba ya resuelta y la cronología de la Antigüedad ya se había solidificado en la forma que había salido de las obras de Eusebio, San Jerónimo, Teófilo, San Agustín, Hipólito, Clemente de Alejandría, Usher, Scaliger, Petavius...
Para alguien de hoy en día sólo el hecho de pensar que a lo largo de aproximadamente 300 años los historiadores han estado siguiendo una cronología errónea parece absurdo, porque entra en contradicción con una tradición ya formada.
Al mismo tiempo, a medida que la cronología se iba desarrollando, los especialistas descubrían serias dificultades al intentar concordar muchos datos cronológicos de las fuentes antiguas con la ya establecida versión scaligeriana.
Por ejemplo: se descubrió que en la descripción de los acontecimientos de su propio tiempo, San Jerónimo comete un error de 100 años. La llamada "tradición Sasánida" separaba 226 años a Alejandro Magno de los Sasánidas, mientras que los historiadores actuales aumentaron este intervalo hasta los 557 años. En este caso la brecha supera los tres siglos. Y hay muchísimos ejemplos de este tipo.
Las bases de la cronología egipcia también han llegado hasta nosotros pasadas a través del filtro de los cronólogos cristianos. La lista de reyes compuesta por Manetón se ha conservado sólo en extractos de autores cristianos.
Quizás no todos vosotros sepáis que la Iglesia Oriental evitó utilizar la era del nacimiento de Cristo, puesto que las discusiones sobre la fecha de su nacimiento prosiguieron en Constantinopla hasta el siglo XIV. Es decir, supuestamente 1300 años después de la época de Cristo.
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