07 Aug
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¿Es fiable la cronología romana?

Teniendo en cuenta el papel clave de la cronología romana en la cronología global de la Antigüedad, veamos cuál es su situación.

La amplia crítica de la "tradición romana" comenzó en el siglo XVIII, en la Academia de las Inscripciones y Bellas Artes de Francia, fundada en 1701. En los años 20 del mismo siglo en su seno se desarrolló una discusión sobre la autenticidad de la tradición romana en general.

El material acumulado sirvió de base para una crítica mucho más profunda en el siglo XIX. Uno de los grandes representantes de esta importante corriente científica – que recibió el nombre de “hipercriticismo” – fue el célebre jurista, filólogo e historiador alemán Theodor Mommsen.

Por ejemplo, Mommsen escribía lo siguiente:

"El rey Tarquinio II ya era mayor de edad para el momento de la muerte de su padre y se entronizó 39 años después de esto, no obstante sube al trono siendo un hombre joven.

Pitágoras llegó a Italia casi una generación antes de la expulsión de los reyes (supuestamente alrededor del año 509 a.C.), sin embargo los historiadores romanos le consideran amigo de Numa Pompilio".


Y prosigue:

"Los embajadores estatales, enviados a Siracusa en el 262 desde la fundación de Roma, negocian allí con Dionosio el Viejo, que ascendió el trono 86 años más tarde de aquello".


Como podemos observar con estos escasos ejemplos, la cronología scaligeriana de Roma descansa sobre unos fundamentos muy inestables. Por ejemplo, entre las diversas dataciones de una fecha tan importante como la fundación de Roma, ¡existe una divergencia de al menos 500 años!

El hecho es que en opinión de Helánico y Damastes, apoyada posteriormente por Aristóteles, Roma fue fundada por Eneas y Odiseo y llamada en honor de la troyana Roma. La misma opinión tenían también algunos autores medievales. Por ejemplo, en el libro de Jean de Courcy "Chronique de la Bouquechardière", se nos presenta una miniatura titulada "Los troyanos fundan las ciudades de Venecia, Cycambre, Cartago y Roma".

Es decir, según ciertos autores, la fundación de Roma tuvo lugar justo después de la Guerra de Troya. Pero en la cronología scaligeriana aceptada hoy en día la Guerra de Troya del siglo XIII a.C. dista aproximadamente 500 años de la fundación de Roma en el siglo VIII.

Entonces, una de tres: 1) o bien Roma fue fundada 500 años antes; 2) o bien la Guerra de Troya ocurrió 500 después; 3) o bien los cronistas nos mienten.

¿Y qué hay de Rómulo? ¿O quizás Rómulo sea otro nombre del propio Odiseo?

Como os podéis dar cuenta, surgen muchas cuestiones y dudas. Y cuanto más avancemos, irán surgiendo todavía más.

Según otra versión el nombre de la ciudad se lo dio Romo, hijo de Odiseo y Circe. ¿Puede ser que el tal Romo sea Remo, el hermano de Rómulo? ¿Entonces Romo o Remo es hijo de Odiseo? Desde el punto de vista de la cronología scaligeriana esto es claramente imposible.

Una oscilación tan significativa de una fecha tan importante como la de la fundación de Roma influye sobremanera en la datación de una gran cantidad de documentos cuya cuenta cronológica parte precisamente de dicha fecha. Como es el caso de la famosa obra de Tito Livio "Ab Urbe condita".

Por cierto, el hecho de que se identifique la Urbe con la Roma italiana es tan sólo una de las hipótesis de la cronología scaligeriana. ¿Y si realmente se tratara de otra ciudad? Pero no adelantemos acontecimientos.

Los propios historiadores admiten que la historia romana tradicional ha llegado hasta nosotros en escritos de muy pocos autores. De hecho la más representativa de todas estas obras es la de Tito Livio. Se cree que Tito Livio nació alrededor del año 59 a.C. y describió aproximadamente 700 años de la historia de Roma.

De 144 de sus libros se han conservado 35. La primera edición de su obra tuvo lugar en 1469, en base a un manuscrito perdido de procedencia desconocida. Sólo después de esto en Hesse se descubrió otro manuscrito que contenía 5 libros más.

Theodor Mommsen escribía:

"El desarrollo de la ciencia arqueológica permitía esperar que la historia tradicional fuese probada en base a documentos y otras fuentes fiables; pero esta esperanza no se hizo realidad. Cuantas más investigaciones había y cuanto más profundas eran, se hacían más evidentes las dificultades de escribir una historia crítica de Roma".


Es más, Mommsen prosigue:

"La mentira en los datos numéricos la realizó él (se refiere a Valerio Antias) de manera sistemática hasta su período histórico coetáneo. Él (se refiere a Alejandro Polihistor) puso el ejemplo de cómo poner en contacto cronológicamente los 500 años que faltaban desde la caída de Troya hasta el surgimiento de Roma y llenar esta brecha con una de aquellas vacuas listas de reyes que, por desgracia, utilizaban los cronistas egipcios y griegos; a juzgar por los hechos, fue precisamente él quien sacó a la luz a los reyes Aventino y Tiberino y el linaje albano (de Alba Longa, no de Albania) de los Silvios, a quienes posteriormente sus descendientes no olvidaron de pertrechar con nombres propios, determinados años de reinado y, para mayor claridad, incluso retratos".


Pero Theodor Mommsen no fue ni de lejos el único científico que proponía la revisión de las fechas más importantes de la Antigüedad. Podéis encontrar una amplio abanico del, como lo llaman los historiadores, "punto de vista ultracrítico" en el libro "Investigaciones sobre la credibilidad de la historia romana antigua" de George Cornewall Lewis.

En él se pone en duda la exactitud de la cronología de la Roma monárquica y en general la fiabilidad de nuestros conocimientos sobre los 5 primeros siglos de la historia romana. En cuanto a la dificultad de concordancia de los documentos romanos con la cronología scaligeriana podéis consultar la enciclopedia alemana especializada en la Antigüedad Clásica llamada comúnmente Pauly-Wissowa.

El historiador Radzig nos dice:

"El hecho es que las crónicas romanas no han llegado hasta nosotros y por eso todas nuestras suposiciones debemos hacerlas en base a los historiadores-analistas romanos. Pero aquí también nos enfrentamos con grandes dificultades, de las que la más importante es que a los analistas también los tenemos en un muy mal estado".


Perecieron los grandes anales romanos, conocidos como Annales maximi. Se cree que en los fasti romanos se llevó a cabo de manera cronológica la anotación anual de todos los funcionarios de la Antigua Roma. Estas tablas podrían en un principio servir de esqueleto fiable de la cronología.

Sin embargo, el historiador Martýnov nos comunica lo siguiente:

"¿Pero cómo concordar con esto las constantes discordancias que encontramos en Livio a cada paso, en los nombres de los cónsules, es más, su frecuente omisión y, en general, la completa arbitrariedad en la elección de nombres? ¿Cómo concordar con esto la insoportable confusión en los nombres de los tribunos? Los fasti están repletos de errores, en los que a veces es imposible sacar nada en claro. Ya el propio Livio era consciente de la inestabilidad de esta base  principal de su cronología".


Como resume Martýnov, es necesario "reconocer que ni Diodoro, ni Livio tienen una cronología correcta. No podemos confiar en los fasti que no saben quién fue cónsul en qué año. Además, al parecer, los documentos fiables, al ser examinados más detenidamente, resultan ser falsos, fabricados mucho más tarde".

Por eso resulta muy extraño que el cronólogo contemporáneo Elias Bickerman nos asgure lo siguiente:

"Puesto que se tienen las listas completas de los cónsules romanos en 1050 años se puede determinar fácilmente la fecha juliana para cada uno de ellos, con la condición de que las fechas antiguas sean fidedignas".


Pero al mismo tiempo se asume de manera tácita que supuestamente conocemos de manera fidedigna la fecha de la fundación de Roma con respecto al calendario juliano. Pero las oscilaciones de fechas que he mencionado antes provocan oscilaciones análogas de todo el listado consular. En consecuencia se tabalea toda la antigua historia romana relacionada con esta lista.

La monografía del propio Bickerman tampoco contiene, por desgracia, ni siquiera una insinuación de la justificación de las fechas fundamentales de la cronología antigua. En vez de una exposición de los fundamentos de las dataciones, en el libro se presenta tan sólo una selección de ciertos ejemplos, que asumen de manera clara o no el esquema conocido de antemano de la cronología scaligeriana aceptada hoy en día.


BIBLIOGRAFÍA

  • Bickerman, E. (1975), "Cronología del mundo antiguo", Moscú, Naúka.
  • Lewis, G.C. (1858) "Untersuchungen über die Glaubwürdigkeit der altrömischen Geschichte", Hannover.
  • Martýnov, G. (1903) "Sobre el comienzo de la crónica romana", Moscú, Editorial de la Universidad de Moscú.
  • Mommsen, T. (1859) "Die römische Chronologie bis auf Caesar", Edición 2ª, Editor: Weidmann.
  • Mommsen, T. (1936) "Historia de Roma", Moscú.
    Mommsen, T. (1941) "Historia de Roma", Tomo 3, Moscú, OGIZ. Edición inglesa:"The History of Rome", Macmillan & Co., Londres.
  • Morózov, N. (1924-1932) "Cristo. (La historia de la humanidad a la luz de las ciencias naturales)", Tomos 1-7, Moscú-Leningrado, Gosizdat.
  • Niese, B. (1908) "Ensayo sobre la historia romana el estudio de las fuentes", San Petersburgo.
  • Pauly-Wissowa. "Realencyclopädie der Classischen Altertumswissenschaft in alphabetischer Ordnung", Stuttgart, Hrsg. von Kroll, 1839-1852.
  • Radzig, N. (1971) "El comienzo de la crónica romana", Moscú, Editorial de la Universidad de Moscú, 1903.
  • Woronowa, T., Sterligov, A. (2000) "Westeuropäische Buchmalerei des 8. bis 16. Jahrhunderts in der Russischen Nationalbibliothek, Sankt Petersburg. (Frankreich. Spanien. England. Deutschland. Italien. Niederlande)", Bechtermünz, Emisión de licencia aprobada para Weltbild Verlag GmbH, Augsburg 2000, Alemania.


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