08 Aug
08Aug

Esta entrada es la continuación de la anterior.

En la que vimos brevemente la situación de la cronología romana y algunos ejemplos de sus numerosas y profundas inconsistencias.

Pero no es sólo la cronología romana la que tiene graves discrepancias.

También se encontraron divergencias en otras secciones, entre los datos cronológicos de fuentes antiguas y la cronología global instaurada en el siglo XVII.

Unas significativas dificultades acompañaron al establecimiento de la cronología de Egipto. Muchos documentos se contradicen entre sí en el sentido cronológico. Veamos el ejemplo de cómo interactúa con la cronología scaligeriana la famosa "Historia" de Heródoto.

Por ejemplo, narrando de manera consecutiva y enlazada la historia de Egipto, Heródoto llama a Keops sucesor de Rampsinito. El comentador actual enseguida corrige a Heródoto:

"Confunde la cronología de Egipto: Rampsinito (Ramsés II) es un faraón de la XIX dinastía (1345-1200 a.C.), mientras que Keops es de la IV dinastía (2600-2480 a.C.)".

Este error es de, ni más ni menos, más de 1200 años. Sigamos. Heródoto nombra justo después de Asikhis a Anisis. Y de nuevo suena enseguida el siguiente comentario contemporáneo:

"Heródoto aquí da un salto desde finales de la IV dinastía (cerca del 2480 a.C.) hasta el inicio del dominio etíope en Egitpo (cerca del 715 a.C.)".


¡Pero este salto es ya de casi 1800 años!

En general la cronología de Heródoto es significativamente más corta que la scaligeriana y no se corresponde con la cronología que hay en los fragmentos de las listas reales de Manetón. En ocasiones los intervalos entre algunos faraones de Herodóto son mil años más cortos que los correspondientes de Manetón.

Pero en la cronología de Heródoto también hay "pequeños errores" de 30-40 años, que surgen sólo cuando se intenta colocar su "Historia" en la cronología scaligeriana.

Estos errores componen una capa gruesa de la obra. He aquí dos ejemplos de este tipo. El comentador contemporáneo escribe:

"Heródoto confunde al faraón Sesostris con el faraón Psamético I".

"Pítaco no pudo encontrarse con Creso en el 560 a.C., puesto que murió en el 570 a.C.".

"Heródoto se equivoca. Solón no pudo encontrarse con Creso".


¿Cómo puede ser eso? Heródoto tiene una página entera dedicada a la exposición de los contactos de Creso con Solón. Pero la cronología scaligeriana nos asegura de que tales encuentros nunca tuvieron lugar.

Los comentadores también acusan a Heródoto de haber datado mal los eclipses solares. Etcétera, etcétera.

Cabe señalar que no siempre es evidente la elección de una u otra versión cronológica de entre todas las diferentes que se contradicen entre sí. Esto quedó reflejado en la lucha de las llamadas cronologías larga y corta de Egipto, que tuvo lugar en el siglo XIX. En la actualidad está aceptada convencionalmente la cronología corta, pero ésta también tiene profundas contradicciones que no han sido solucionadas a día de hoy.

El gran egiptólogo alemán del siglo XIX Heinrich Brugsch señala las diferentes fechas que dan los eruditos alemanes para el ascenso al trono de Menes, el primer faraón, que varían desde el 5702 a.C. hasta el 3623 a.C. ¡La diferencia entre estas dos fechas es de 2079 años!

Brugsch escribe al respecto:

"Los análisis y trabajos más fundamentales realizados por científicos competentes para la comprobación de la sucesión cronológica de los reinados de los faraones y el orden de cambio de dinastías enteras, han demostrado la inminente necesidad de admitir en la lista de Manetón reinados simultáneos y paralelos, con lo que disminuye significativamente la suma de tiempo necesaria para el dompnio sobre el país de las 30 dinastías de Manetón. A pesar de todos los descubrimientos en el ámbito de la egiptología, los datos numéricos están todavía en un estado insatisfactorio".


Estamos hablando de finales del siglo XIX. Pero es que en nuestros tiempos la situación tampoco ha mejorado. Las tablas actuales también valoran de manera diferente la fecha del ascenso al trono de Menes: 3100 a.C., 3000 a.C., etc. ¡La oscilación completa de esta fecha alcanza los 2700 años!

Si además tenemos en cuenta la opinión de otros egiptólogos, esta situación empeora todavía más. La fecha más antigua la da Champollion: 5867 a.C; la más moderna, Palmer: 2224 a.C. ¡La diferencia entre estas dos dataciones es de, ni más ni menos, 3643 añazos! Sin comentarios.

El teólogo protestante e historiador de la religión holandés Pierre Daniel Chantepie de la Saussaye, académico de la Real Academia de Artes y Ciencias de los Países Bajos, a finales del siglo XIX escribía que:

"La egiptología, gracias a la que se ha disipado por primera vez la oscuridad que cubría la antigüedad egipcia, nació hace sólo 80 años. Durante largo tiempo siguió estando al alcance sólo de unos pocos investigadores. Los resultados de las investigaciones fueron popularizados, por desgracia, demasiado precipitadamente. Así entraron en circulación muchas falsas creencias, y luego siguió la inevitable disipación de la embriaguez, el decaimiento de la afición por la egiptología y la pérdida de la desmesurada confianza en los resultados de las investigaciones. Todavía es imposible construir la cronología egipcia".


Una situación todavía más complicada se formó alrededor de la lista de reyes compuesta por los sacerdotes sumerios. El arqueólogo inglés de la primera mitad del siglo XX Charles Leonard Woolley escribía:

"Fue a su modo la columna vertebral de la historia, parecida a nuestras tablas cronológicas. Pero, por desgracia, esta lista servía más bien de poco. La cronología de la lista de reyes en conjunto es un evidente sinsentido".

Es más, según Woolley, la secuencia de las dinastías se estableció de manera arbitraria. Resulta que la enorme antigüedad que se adscribe hoy en día a estas listas contradice los datos arqueológicos contemporáneos.

He aquí un ejemplo muy ilustrativo.Hablando sobre las excavaciones de las tumbas sumerias supuestamente más  antiguas de Mesopotamia, datadas hoy en día aproximadamente del III milenio a.C., Woolley escribe:

"Uno de los mejores expertos ha declarado que estas cosas son obra árabe del siglo XIII d.C. Y no se le puede culpar de tal error – dice Woolley de manera condescendiente – ya que nadie sospechaba que un arte tan elevado pudiera existir en el III milenio a.C.".


Por desgracia el desarrollo de esta concepción crítica – del "hipercriticismo" del siglo XIX y principios del XX – no fue concluido en vista de la ausencia, en aquel tiempo, de métodos objetivos de carácter estadístico, que permiten comprobar las previas identificaciones cronológicas y determinar fechas de manera independiente y objetiva.


BIBLIOGRAFÍA

  • Brugsch, H. (1880) "Historia de los faraones", traducción de G.K. Vlástov, San Petersburgo, Tipografía de I.I. Glazunov. En la serie: "Crónicas y monumentos de los antiguos faraones".
  • Chantepie de la Saussaye, P.D. (1899) "Historia ilustrada de las religiones", Moscú. Edición inglesa: "Manual of the Science of Religion", Longmans, Green and Co., Londres-Nueva York, 1891.
  • Chantepie de la Saussaye, P.D. (1992) "Historia ilustrada de las religiones", Tomos 1 y 2, Reedición, Moscú, Departamento de publicaciones del Monasterio de Valaam.
  • Heródoto (1972) "Historia", Leningrado, Naúka.
  • Morózov, N. (1924-1932) "Cristo. (La historia de la humanidad a la luz de las ciencias naturales)", Tomos 1-7, Moscú-Leningrado, Gosizdat.
  • Woolley, L. (1950) "Ur of the Chaldees", Benn, Londres.
  • Woolley, L. (1955) "Excavationes at Ur. A Record of Twelve Years", Work, E. Benn, Londres.


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